La falta, la ausencia de algún sentimiento, es sentimiento también.
Perseguimos lo que no tenemos, lo que no somos.

Si proyectar es escaparse, ¡cuidado! 
El tiempo no tiene paciencia y la muerte no tiene compasión.
El tiempo es imparable y la muerte determinante.

¿Quiénes somos? ¿Cómo nos sentimos?
¿Cómo me siento cuando pienso en mi bienestar?
¿Dónde voy cuando recuerdo?
¿Dónde voy cuando me veo desde afuera?

No importa. Nada importa.
Sin embargo, siento que todo me atraviesa y me constituye.
Todo lo que pasa por mí sabe que no sé lo que soy,
que no sé dónde estoy. 
Pero me sé libre de sentir y sentirme.

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