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Mostrando entradas de septiembre, 2018
La verdad en sí no me interesa. Lo que a vos te pasa con ella sí. Y es ahí en donde no puedo creerte. Ahí, en el lugar más importante, no te creo. Y a mí, ningún engaño me hace feliz.

Septiembre - 18.

Quedan varios escalones hacia abajo para llegar al fondo del infierno. Igual ahí seguro que también se puede negociar. La racionalidad de nuestra irracionalidad; nuestra sociedad, qué locura! Y yo con miedo a enloquecer por querer comprender (algo incomprensible). Así, a secas, sin apodos. Escucho, miro y siento. El paisaje es una llanura estable, si caigo es sólo para no olvidar que soy y fui. Tecnología, alienación.  Yo no sé dónde estoy. Códigos y valores. Hago de cuenta que siento el dolor. La voz casi monótona, si hablo serio. La voz grave, bien de adentro. Los ojos fijos  ¿Por qué quiero dominar?

Agosto.

Silencio como herramienta. Silencio como salida. Está ahí, en el medio, entre mi orgullo, mis miedos y lo que no entiendo. Aprender del no decir. Cuando no se sabe que decir es mejor callar, para no hablar sin sentido, para no lastimar de más. Sí, me siento mal, todavía me siento mal. Pensé que en el no pensar podía encontrar soluciones. Pero me equivoqué, no sé si fue una perdida de tiempo, no sé si avance en algún sentido (suponiendo que es necesario avanzar, todo es suponer). Acá estoy, con menos tiempo que antes. Superé algunas confusiones a lo largo de esta experiencia, también aparecieron nuevas. Lo que creo importante es que hoy sé que no puedo buscar soluciones mágicas, espontaneas, y mucho menos en los demás.