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Mostrando entradas de julio, 2020

porqué escribo.

Escribo porque lo siento. Escribo porque pienso en palabras,  y porque tengo mala memoria. A lo que siento, a veces siento que me acerco con palabras. Ello me da placer, por eso escribo. Escribo porque no soy el que era, leerme es un recordatorio de lo que fui. Cambia lo que siento,  cambia lo que soy, y cambian las palabras. Por eso escribo.

cómo veo

Es una carrera por nada. Es una carrera por mentiras, donde morimos día a día. Donde esperamos la muerte, lo queramos o no. Nos hacen anhelar el lujo, amar lo caro. La superioridad económica como objetivo de vida. Caminamos trágicamente, haciendo realidad el sistema. Cobramos y gastamos. Compramos y vendemos. Mientras los papeles valen menos, la palabra perdió todo valor. El odio es el motor del poder. El odio a los pobres es la contracara del anhelo de riqueza. Eso es lo que veo. 
Domingo, termina la semana pero yo no siento que termine nada. Sí, pandemia, pleno invierno (el primero que paso fuera de la casa donde crecí, y donde ahora sigo creciendo), y una meseta emocional o lo más alto a lo que pueda llegar, pero sereno.  Voy, vuelvo y caigo; voy, vuelvo y caigo. Y a la vez siento que siempre estoy en el mismo lugar. Sobrevivir es soportarse a uno mismo, vivir es disfrutar. En ese ida y vuelta estamos atrapados.  Veo lo que me rodea, leo lo que rodeaba a otras personas, pienso en la vida de otras personas como pienso en la mía. Puse a la vida en la cima de una torre de cristal, ahí está para mí el valor de la vida, por encima de todo. Eso es lo que sostiene mi idea de justicia, ninguna vida vale más que otra.  Es en esta última afirmación en donde empiezan mis ideas encontradas o la avalancha de ideas que caen en mi cabeza. Es una avalancha y una rueda, es la vida pensándose. Una idea conecta con la otra, que a la vez solo es posible porque hay una terc

¿Pasará?

 No me concentro y quemo. Ardo por dentro, arde todo lo que me rodea. Quiero arder con vos. Quiero creer que lo que hago tiene sentido. Quiero creer que lo que siento es de verdad. Las paredes se cierran, el techo desaparece sobre mi cabeza. Desaparezco yo, sólo queda mi sangre dando vueltas, yendo y viniendo. No hay nada peor que la falsedad, no hay nada más triste.
Los límites son nuestros, como cada respiración. Lo que conozco es poco, lo desconocido me abruma, me ridiculiza. Mi tristeza no es nada, mis penas no son nada. Solo me importa el calor en la piel. Solo me importa el ocio. Todo y nada.