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Mostrando entradas de agosto, 2020
Lo que ya sé vuelve a mi cabeza. Lo que ya sentí quiere asomar. Giro, a veces sin parar, y freno, mas nunca me encuentro en donde empecé. Placer, festejo, al rededor un drama gigantesco. No hay escenario, no hace falta, no llego a imaginármelo. Convivir con eso, amagándole al dolor y pleno, o me pierdo, o ya estoy perdido ¿Qué importa?
Recorrí años en mis pensamientos, a pesar de no poder estar dos veces en el mismo lugar. Sentí la carga del tiempo. Sentí al tiempo golpeandome. Años conmigo. ¿Qué tan perdido se puede estar? ¿Qué tan sumergido en mi tiempo estoy? ¿Qué tanto lugar tengo en mí? ¿Por qué pienso en espacio?¿Por qué pienso en propiedad? Recuerdo lo que pensé y me enredo otra vez. El Sol se pega en mi piel, y me gusta como me siento cuando pienso en vos. 
 La falta, la ausencia de algún sentimiento, es sentimiento también. Perseguimos lo que no tenemos, lo que no somos. Si proyectar es escaparse, ¡cuidado!  El tiempo no tiene paciencia y la muerte no tiene compasión. El tiempo es imparable y la muerte determinante. ¿Quiénes somos? ¿Cómo nos sentimos? ¿Cómo me siento cuando pienso en mi bienestar? ¿Dónde voy cuando recuerdo? ¿Dónde voy cuando me veo desde afuera? No importa. Nada importa. Sin embargo, siento que todo me atraviesa y me constituye. Todo lo que pasa por mí sabe que no sé lo que soy, que no sé dónde estoy.  Pero me sé libre de sentir y sentirme.