Proyección

Del 19-1-18 al 28-1-18. De la Isla del Sol a Tilcara.
Incompleto.

  El tiempo parece mejorar mientras mira por la ventana.
  El lago empieza a verse más claro. El café todavía no llegó a la mesa, esta está cubierta por una manta roja con dibujos y formas autóctonas de Bolivia. Se mantienen los símbolos del Imperio Inca, se ve que la derrota dignifica.
  Siente que podría pensar cualquier cosa y a la vez no puede pensar en nada profundamente.
  La mañana empieza a correr, la gente a salir y la inmensidad parece insignificante. Para adentro se pregunta "¿Qué puede ser más profundo que los misterios de los pensamientos? ¿Qué puede ser más inalcanzable que la conexión entre simples neuronas?" Sale la señora que atiende el lugar con una bandeja de madera y una taza grande de café, él se da vuelta para agradecerle, ve la taza "el café en taza verde nunca me gustó" pensó, el café tenía que servirse en tazas rojas o negras. Y mientras prueba no puede dejar de mirar por la ventana hacia el paisaje imponente del Titicaca.
  Escucha las voces de los que comparten el lugar. Escucha de fondo una música que le parece horrible, una típica canción de reggaeton que alguien tararea. Que difícil se le hace soportar la estupidez. Y sigue pensando, tratando de concentrarse. También imagina lo que los demás piensan sobre él. Rara vez logra idear algo extraordinario, pero no pierde la esperanza de que de repente una idea, una solición, algo que lo salve, se le aparezca de una vez.
  Cuesta arriba se vuelve todo, y la bajada es siempre caída. Termina su café y sale a la calle.

  Siente el agua correr bajo sus pies. La lluvia paró hace menos de una hora, y sus restos siguen bajando por las calles empedradas. Se encuentra en un paraíso pero sus ojos no pueden solucionar los problemas que su cabeza genera y que la sociedad profundiza. Piensa en el amor (ese amor que no sabe recibir). Piensa en el dolor y la desilusión (las conoce muy bien). Sabe que en el fondo ya respondió a sus preguntas y que tiene que dejar de dar vueltas sobre lo mismo. También sabe que las respuestas no le gustaron y por eso sigue. Un campo de batalla, eso es él.
  Mientras camina mira las ovejas y los burros que hay en los patios de las casas. Todas las casas son bajas, y cada media cuadra hay un pequeño local donde venden comestibles y afines. Camina sin mirar a la gente. A veces no puede soportar las miradas, o no quiere que la gente vea sus ojos negros, como si en ellos hubiera un secreto que nadie debe descubrir.
  El camino deja de tener piedras y las casas desaparecen. Entra en un pequeño bosque en lo más alto del lado sur de la isla. Puede ver la playa abajo, hacia atrás la cordillera de Los Andes, allá lejos "¿Quién soy?" Piensa en ella y que no quiere pensar. Piensa en sus dos amigas, piensa en la falsedad. No sabe qué desea pero desea.

  Su mente se detiene un instante al llegar al borde del acantilado. Mira las nubes que aparecen a diferentes alturas, ve su movimiento. Mira el agua moverse, se pierde por un segundo en el azul profundo y la forma en que el Sol se refleja en ella. Por suerte no hay nadie al rededor. Se encuentra en un centro energético, pero energía es todo lo que le falta.
  No pasan ni siquiera quince minutos y vuelve a entrar en sí. Vuelve a rebajarlo todo con sus pensamientos. No se permite disfrutar, no puede disfrutar, nunca pudo. Quiere volver a ser un niño, sin embargo se avergúenza por querer eso. Siente que debe seguir a pesar de todo. Saltar siempre es una posibilidad. La desesperación es difícil de curar.
  Mediodía, el sol pega fuerte y él vuelve a caminar.
  La verdad, está decidido a encontrarla. Sabe que el camino es el dolor y padecer. Llega un momento en el que ya no se puede olvidar. El había pasado ese momento hace mucho tiempo "¿Por qué tengo que ser así? ¿Sufrir y disfrutar son excluyentes? O quizás se pueda disfrutar la tristeza. Sí, yo disfruto la tristeza, pero quiero disfrutar más amar ¿Por qué no puedo?¿Qué es el poder?"
  "Y si miro desde lejos que ridículo me veo, que poca importancia tiene mi ser, que poco soy. Pero soy yo y nadie más quien vive esta vida, quien tiene estas entrañas. Si no puedo alejarme y tampoco aceptarme, tampoco quiero permanecer así ¿Qué puedo hacer? Un letargo sin fin, puede que ese sea mi camino".

  Pasaron los días. Tenía dos meses para hacer lo que quisiese, pero no tenía mucho dinero. Sin embargo ser soltero le permitía hacer cosas que muchos en su lugar no podían o no se animaban. Se había acostumbrado a la soledad aunque siempre había alguien al rededor.
  Él se había acostumbrado a estar con ella, sólo con ella. No pasaba un día sin que su imagen se le viniera a la cabeza. Se la imaginaba junto a él mientras dormía y cuando despertaba la veía entrar en el cuarto diciendole: ¿Desayunamos juntos?. Ella con su metro 69, sus ojos marrones, su piel blanca y el pelo castaño, suelto sobre sus hombros desnudos. Ella, con sus hermosas piernas y la mirada de rayos X podían con él. Sabía que pocas personas, mejor dicho, nadie, lo conocían como ella y, sin embargo a veces la sentía como a un extraño, sentía que no la conocía, ni ella a él. Será que en el fondo no quiere que nadie lo descifre antes de que él mismo lo haga. Tampoco es capaz de confiar. No se entrega del todo pero ella está ahí, dentro de él hasta la raíz. Ella le hace bien, pero él quiere otra cosa, o simplemente no quiere querer.

Comentarios

Entradas populares de este blog