Y otro domingo, sólo eso.

 Puede ser que esto me afecte de verdad. Necesito ayuda, lo sé; si mis ojos gritan pidiendo consuelo todo el tiempo. No puedo relajarme, no puedo disfrutar. Mi cabeza se vuelve un estorbo, no puedo disfrutar ni siquiera de la piel.
 Un mecanismo que se retroalimenta, que nunca se detiene, que me asesina y me revive una y otra vez, una y otra vez, desde hace tiempo esto me pasa. Empezó de repente y sólo se agravó. No sé si quiero pararlo ahora o en realidad quiero exprimir hasta la última gota de mi capacidad de reflexión para que indefectiblemente se autodestruya. No hay salida, la entrada no es una opción. Entre ansioliticos podré sobrevivir pero ¿eso no sería igual a morir?
 Quizás descubra en algún tiempo mi punto límite, mi resistencia al dolor, al vacío, a la soledad interior (que es la peor soledad) o quizás poco a poco esto vaya mermando y me convierta en uno más que sigue las normas sin cuestionarlas.

Comentarios

Entradas populares de este blog