Hoy puedo decir (sin miedo a errar) que no doy más.
  Soy un pájaro encerrado, estoy preso, atrapado, nunca pude volar, nunca lo haré. 
  Y así voy, entre llantos y risas, mintiéndome otra vez.
  No me puedo ir, no puedo hacerlo. Y me hundo en mi falsa soledad, siempre mintiéndome.
  Necesito algo diferente, a alguien diferente, pero mi pasado asusta, no saben que no soy el mimo, ya no soy el de ayer.
  
  Me siento solo todo el tiempo, necesito a alguien como vos, pero cuando te necesito no estas. Ya no sé que esperas de mí, te dedique vasos y vasos, entra llantos quizás, pero vos ya no estas. 

  Me hice amigo de esa impotencia, que se siente en todo el cuerpo, esa que no te deja dormir, esa que cuando llega ya no se va, esa no me está dejando vivir (vivir pleno, porque vivir, vive cualquiera). Es eso que sentís cuando ya no podes salir. Me arrinconaron y me están por noquear, esquivo una y me dan dos (yo no pego, ya no puedo, solamente aguanto). No se puede vivir así, aguantando siempre, pero me tengo miedo a mí, a mi soledad. No me animo a tirar la toalla, pero ya no puedo aguantar un round más.

  Y el alcohol, que todo lo potencia, me dejo un mambo loco, un instinto asesino que no me animo a usar; por lo contrario, me tiro y quedo en un rincón, tan inofensivo, ya sin corazón.

Comentarios

Entradas populares de este blog