Tanto para decir,
tanto por ver.
Sin embargo, me parece haberlo dicho y visto todo.
Tal es la falta de deseo, o la ceguera.
Tantas razones para festejar,
otras tantas, y más graves, para lamentarnos.
Aunque el colapso llegue más temprano que tarde,
seguro me encuentre primero con la muerte.
Lo pesado, lo que arrastra y reprime, se vuelve poco.
Lo que me moviliza, también.
Víctima del tiempo, no me compadezco a mí, ni a nadie.
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