Ni vos. Ni yo.
Juan tiene 39 años, vive en el barrio de Flores en Capital, a cinco cuadras de la estación. Vive ahí desde que se fue de la casa de los padres a los 20 años.
Trabaja en una oficina en el microcentro, tiene el mismo puesto hace 9 años; su puesto no es malo pero es aburrido, muy aburrido, ¿Qué se puede esperar de una oficina? lástima que él no lo pensó antes, cuando lo hizo ya era muy tarde (hay veces que ya no se puede dar marcha atrás, al menos sin caer), él ya está al borde de los 40, sin esposa e hijos, hundido en su mediocridad, hundido en un sistema cruel, tan eficazmente creado que te lleva a consumirte o a incendiar, Juan se lo toma muy en serio.
Tiene dos hermanas y muchos primos, pero se siente solo, tiene amigos pero a él nada de eso le importa en realidad.
Él se levanta todas las mañanas y se mira en el espejo, no mira su cuerpo ya que le parece muy común, mide poco más de un metro 70, pesa 70 kilos, y su pelo y ojos son oscuros al igual que su piel. Él mira adentro de sus ojos negros, trata de encontrar alguna respuesta, algún indicio de algo, trata de encontrarse pero hasta ahora no tuvo suerte.
Su infancia fue buena dentro de todo; creció rápido, aprendió a no confiar, aprendió que hasta las verdades mienten; trató de aprender a vivir, pero su cabeza no lo dejó.
Tuvo muchas novias, muchas historias pero nunca se enamoró. Él nunca se resignó ni se conformó en cuestiones el amor, por eso está solo.
Él sabe que no le hace bien pensar tanto, pero no lo puede controlar. Todo le parece tan frívolo. Siempre supo que si más pensás y más querés saber también más infeliz vas a ser. Le cuesta tanto creer.
Todo el tiempo se pregunta de dónde viene, por qué es como es, por qué estamos acá; quiere escapar. Se siente tan vacío y tan inútil que a veces tiene ganas de matar, de morir, se está matando suave y lento, (que es la peor forma de morir).
No puede encontrar alguna mujer que le interese, todas le parecen muy predecibles, sin embargo siempre tiene a alguien con quien coger, porque él no hace el amor.
Es un tipo copado, pero violento si no lo dejan hablar. Él odia muchas cosas, sin embargo no hay nada que odie más que la religión y las mentiras.
para él la religión siempre fue un negocio y la forma más efectiva de dominación, no cree en ninguna, no cree en nada que algún gil haya inventado. A Juan no le bastaba con odiar y estar en contra de la religión, él lo tenia que demostrar.
Hasta los 12 años fue a un colegio privado y católico, no se imaginan cómo lo odiaba. Un día no aguantó más y en vez de llevar una biblia en su mochila llevó una botella de alcohol y una caja de fósforos; en el recreo sin que nadie lo viera, o al menos eso creyó él, fue hasta la capilla del colegio y vació la botella de alcohol en el banco donde esas malditas monjas se sentaban y lo encendió. Claramente en un colegio tan concurrido alguien lo vio y ese alguien habló y a él lo expulsaron. Lo anotaron en un colegio público donde no tuvo problemas para terminar sus estudios.
Nunca abandonó su hábito de prender fuego cualquier símbolo de religión. Lleva 6 iglesias incendiadas en los últimos 10 años, no sólo católicas. Era el único momento donde se sentía completo. La policía nunca lo descubrió, él es mucho más inteligente que todos ellos.
Una noche salió a las 2 am, era un domingo (el día con más suicidios), fue con su moto hasta Palermo, al templo de musulmanes. Miró para adentro y sólo había 2 personas, un viejo que aparentemente limpiaba el lugar, y una persona de mediana edad con ropa de primera y joyas de oro blanco. Entró sin decir palabras, sacó su 38 y lo vació en los hombres, con silenciador, obvio. Al tipo bien vestido lo envolvió en una tela violeta, lo subió al púlpito y por último lo incendió, lo miró unos segundos, se sintió raro (más de lo normal), tomó su moto y se fue.
Llegó a su departamento y ahí se puso a pensar, se miró en el espejo y se vio tan vacío que se asusto; no encontraba razones para seguir ahí. No tiene salidas y llegó a la decisión de salir por la entrada, recargó su 38 y se dio un tiro en el corazón, (no en su cabeza porque era lo único no tan normal que tenía).
Él era especial, terminó suicidándose un domingo, qué frustración.
La policía nunca descubrió nada. Su cuerpo lo encontró la hermana mayor, que sabía de sus actos, nunca dijo que él se mató, dijo que murió de un paro cardíaco. No hubo velorio, cremación y no más vueltas.
Su vida fue una pregunta sin respuesta, como la de muchos, sólo que él fue más fiel de lo normal. Él se animo a morir; él no espero a que suceda, él era un tipo de acción.
Trabaja en una oficina en el microcentro, tiene el mismo puesto hace 9 años; su puesto no es malo pero es aburrido, muy aburrido, ¿Qué se puede esperar de una oficina? lástima que él no lo pensó antes, cuando lo hizo ya era muy tarde (hay veces que ya no se puede dar marcha atrás, al menos sin caer), él ya está al borde de los 40, sin esposa e hijos, hundido en su mediocridad, hundido en un sistema cruel, tan eficazmente creado que te lleva a consumirte o a incendiar, Juan se lo toma muy en serio.
Tiene dos hermanas y muchos primos, pero se siente solo, tiene amigos pero a él nada de eso le importa en realidad.
Él se levanta todas las mañanas y se mira en el espejo, no mira su cuerpo ya que le parece muy común, mide poco más de un metro 70, pesa 70 kilos, y su pelo y ojos son oscuros al igual que su piel. Él mira adentro de sus ojos negros, trata de encontrar alguna respuesta, algún indicio de algo, trata de encontrarse pero hasta ahora no tuvo suerte.
Su infancia fue buena dentro de todo; creció rápido, aprendió a no confiar, aprendió que hasta las verdades mienten; trató de aprender a vivir, pero su cabeza no lo dejó.
Tuvo muchas novias, muchas historias pero nunca se enamoró. Él nunca se resignó ni se conformó en cuestiones el amor, por eso está solo.
Él sabe que no le hace bien pensar tanto, pero no lo puede controlar. Todo le parece tan frívolo. Siempre supo que si más pensás y más querés saber también más infeliz vas a ser. Le cuesta tanto creer.
Todo el tiempo se pregunta de dónde viene, por qué es como es, por qué estamos acá; quiere escapar. Se siente tan vacío y tan inútil que a veces tiene ganas de matar, de morir, se está matando suave y lento, (que es la peor forma de morir).
No puede encontrar alguna mujer que le interese, todas le parecen muy predecibles, sin embargo siempre tiene a alguien con quien coger, porque él no hace el amor.
Es un tipo copado, pero violento si no lo dejan hablar. Él odia muchas cosas, sin embargo no hay nada que odie más que la religión y las mentiras.
para él la religión siempre fue un negocio y la forma más efectiva de dominación, no cree en ninguna, no cree en nada que algún gil haya inventado. A Juan no le bastaba con odiar y estar en contra de la religión, él lo tenia que demostrar.
Hasta los 12 años fue a un colegio privado y católico, no se imaginan cómo lo odiaba. Un día no aguantó más y en vez de llevar una biblia en su mochila llevó una botella de alcohol y una caja de fósforos; en el recreo sin que nadie lo viera, o al menos eso creyó él, fue hasta la capilla del colegio y vació la botella de alcohol en el banco donde esas malditas monjas se sentaban y lo encendió. Claramente en un colegio tan concurrido alguien lo vio y ese alguien habló y a él lo expulsaron. Lo anotaron en un colegio público donde no tuvo problemas para terminar sus estudios.
Nunca abandonó su hábito de prender fuego cualquier símbolo de religión. Lleva 6 iglesias incendiadas en los últimos 10 años, no sólo católicas. Era el único momento donde se sentía completo. La policía nunca lo descubrió, él es mucho más inteligente que todos ellos.
Una noche salió a las 2 am, era un domingo (el día con más suicidios), fue con su moto hasta Palermo, al templo de musulmanes. Miró para adentro y sólo había 2 personas, un viejo que aparentemente limpiaba el lugar, y una persona de mediana edad con ropa de primera y joyas de oro blanco. Entró sin decir palabras, sacó su 38 y lo vació en los hombres, con silenciador, obvio. Al tipo bien vestido lo envolvió en una tela violeta, lo subió al púlpito y por último lo incendió, lo miró unos segundos, se sintió raro (más de lo normal), tomó su moto y se fue.
Llegó a su departamento y ahí se puso a pensar, se miró en el espejo y se vio tan vacío que se asusto; no encontraba razones para seguir ahí. No tiene salidas y llegó a la decisión de salir por la entrada, recargó su 38 y se dio un tiro en el corazón, (no en su cabeza porque era lo único no tan normal que tenía).
Él era especial, terminó suicidándose un domingo, qué frustración.
La policía nunca descubrió nada. Su cuerpo lo encontró la hermana mayor, que sabía de sus actos, nunca dijo que él se mató, dijo que murió de un paro cardíaco. No hubo velorio, cremación y no más vueltas.
Su vida fue una pregunta sin respuesta, como la de muchos, sólo que él fue más fiel de lo normal. Él se animo a morir; él no espero a que suceda, él era un tipo de acción.
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