Domingo, termina la semana pero yo no siento que termine nada. Sí, pandemia, pleno invierno (el primero que paso fuera de la casa donde crecí, y donde ahora sigo creciendo), y una meseta emocional o lo más alto a lo que pueda llegar, pero sereno. Voy, vuelvo y caigo; voy, vuelvo y caigo. Y a la vez siento que siempre estoy en el mismo lugar. Sobrevivir es soportarse a uno mismo, vivir es disfrutar. En ese ida y vuelta estamos atrapados. Veo lo que me rodea, leo lo que rodeaba a otras personas, pienso en la vida de otras personas como pienso en la mía. Puse a la vida en la cima de una torre de cristal, ahí está para mí el valor de la vida, por encima de todo. Eso es lo que sostiene mi idea de justicia, ninguna vida vale más que otra. Es en esta última afirmación en donde empiezan mis ideas encontradas o la avalancha de ideas que caen en mi cabeza. Es una avalancha y una rueda, es la vida pensándose. Una idea conecta con la otra, que a la vez solo es posible porqu...